Reseña: Frankenstein, de Mary Shelley
28-V-2017
Frankenstein, de Mary Shelley
Páginas: 248ISBN: 9788440725646
Comprar: papel ebook Editorial: Club internacional del libro
Sinopsis
Frankenstein es una historia en la que Víctor, un joven científico, se obsesiona por lograr el mayor reto posible en el mundo: dar vida a un cuerpo muerto. Su éxito será su condena, la creación de un monstruo que, en respuesta a su rechazo por todos, se entrega por completo a saciar una sed de venganza hacia su creador, culpable de su desgracia, y hacia todo lo que éste ama.
Autora
Mary Wollstonecraft Shelley (Londres, Inglaterra, 1797 — ibídem, 1851) fue una narradora, dramaturga, ensayista, filósofa y biógrafa británica, reconocida sobre todo por ser la autora de la novela gótica Frankenstein (1818). También editó y promocionó las obras de su esposo, el poeta romántico y filósofo Percy Bysshe Shelley. Su padre fue el filósofo político William Godwin y su madre la filósofa feminista Mary Wollstonecraft.
Opinión
Este libro tiene múltiples interpretaciones; por un lado, lo que el propio libro cuenta, por otro lado, lo que la autora pudo dar a entender entre líneas, para que cada lector extraiga sus conclusiones. Y éstas, como dependen de cada lector, pueden ser de lo más variadas.
Uno de esos libros inmortales, que cargan a sus espaldas con detractores y admiradores casi a partes iguales. De esos que empiezo a leer con un poco de respeto pensando en qué podré decir de un libro tan famoso en caso de que no entre dentro de ese grupo de personas a quienes le encantó… pero una vez más, mi meditada elección de lectura no me ha fallado y he descubierto un libro buenísimo, cosa que no tenía tan clara cuando empecé a leerlo.
Este libro se divide en dos partes: al principio comienza una narración epistolar en pasado, tan clásica de la época, en la que el capitán Robert Walton explica a su hermana por carta la historia de un náufrago que encontró en alta mar; después esa narración epistolar cambia para adjuntar en esas cartas la historia de Víctor Frankenstein, en la que será el propio Víctor quien cuente de primera mano lo que sucedió desde el momento en que llegó por primera vez a la universidad ávido de nuevos conocimientos y de hacer algo grande en el mundo de la ciencia; por último, otro cambio más, en el que termina la historia de la misma forma en que la empezó: siendo el propio Walton quien concluye a su manera la historia que pretende contarle a su hermana.
El monstruo de Frankenstein (ojo aquí, que el monstruo no se llama Frankenstein como popularmente se cree; el monstruo no tiene nombre conocido y Frankenstein es el apellido de Víctor, su creador) según algunas interpretaciones podría hacer referencia a Adán, y Víctor, su creador, a Dios… Pero tratando de darle un enfoque más actual y más alejado de la teología, el monstruo de Frankenstein podría perfectamente ser aquel niño que en el colegio no le tratan todo lo bien que deberían, aquella niña a la que tildan de cosas estúpidas por no vestir de la forma en que se supone que le corresponde, aquel compañero de trabajo al que todo el mundo excluye por algún motivo, etc. Es aquí donde, como al principio hacía referencia, entra en juego lo que cada lector pueda interpretar de las palabras de Mary Shelley.
En su momento ya leí y reseñé El vampiro (John William Polidori, 1819). Para quien no sepa cuál es la conexión entre ambas historias, podría decirse que se gestaron a la vez en Villa Diodati, la residencia de verano de lord Byron; fueron dos historias, producto de la imaginación de sus respectivos autores, que surgieron como consecuencia de una idea en común durante un periodo vacacional para crear la historia más terrorífica que se les pudiese ocurrir. Cuando se presentó la primera edición de este libro, Mary Shelley era la única que transformó en realidad lo que surgió de aquel reto, pero más tarde Polidori también publicó El vampiro, aunque más que una novela aquél podría ser considerado más bien como un relato ya que Mary Shelley amplió y profundizó muchísimo más en su historia.
La historia me ha encantado, pero no tiene nada que ver con lo que popularmente se conoce de Frankenstein, como en tantas ocasiones sucede con la literatura y sus posteriores adaptaciones. El monstruo principalmente me ha causado lástima y me ha hecho empatizar mucho con él, pero llegó un punto en que encontré ya excesiva su sed de venganza… la línea que separa la víctima del verdugo es tan fina que puede rebasarse sin que uno se dé cuenta.
Es un libro ameno, pero no deja de tener el estilo clásico que le corresponde por la época en que fue escrito: tiene palabras rimbombantes y diálogos larguísimos, lo cual para alguien acostumbrado a leer clásicos no supone problema alguno, pero no sé qué tal le sentaría a alguien que se enfrente a un clásico por primera vez con este libro. Eso sí, es una historia que debería leer todo aquel que acostumbre a excluir o a despreciar a la gente simplemente porque no son como se entiende que debe de ser todo el mundo; esos que tienen alguna rareza, o que tienen gustos que se salen de lo habitual, también merecen ser tratados como el resto de seres humanos. Esas personas, como el monstruo de Frankenstein, también tienen sentimientos y se sienten mal, aunque puede que no le importe a nadie cómo se sientan.
Espero que os animéis a leerlo, merece la pena ser leído.
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Yo lo tengo pendiente desde hace mucho. A ver cuando encuentro el momento.
Saludos.
¡Seguro que lo disfrutarás muchísimo! Ya contarás qué tal. ¡Un saludín!
Comparto con vosotros un audiolibro de Frankenstein, de Mary Shelley.
Espero que ayude a quienes por un motivo u otro no puedan leer el libro.
https://audiolibrosencastellano.com/novela/audiolibro-completo-frankenstein-mary-shelley-1818
Un saludo