fotografía cortesía de shah­di

…Y el que no se agache… 😉 Pues eso, que el ver­a­no está aquí. Pese a que hayamos tenido unos días de llu­vias, puede decirse que no ha habido pri­mav­era. La sem­ana pasa­da llegábamos a los 40ºc, inclu­so los superábamos. Así que eso, que aunque llue­va tam­bién llueve a veces en ver­a­no. Y aquí lo ten­emos, y según parece, para quedarse. Aunque no es algo que me ale­gre espe­cial­mente pese a ser de la cos­ta, pero bueno. ¿Cuán­do decís que lle­ga el invier­no?

El caso es que todo no es malo, pese a que se sude un mon­tón, no puedas quitarte más ropa y sigas tenien­do calor, sudes por las noches… y sudes y sudes más… te despiertes empa­pa­do de sudor y con ganas de matar a alguien en el mejor de los casos, porque en el peor del calor tan aco­jo­nante que hace ni con­seguiste dormirte… ¡Pero oye!, para eso ten­emos el cam­bio de horario, que hace que haya más tiem­po de luz, dur­mamos menos tiem­po, y nos desquiciemos menos. Como dije, tam­poco todo es tan malo… ¿no?

No me gus­ta el ver­a­no, no. Pero lo que sí me gus­ta… me encan­ta, diría. El agua. Es algo que no puedo evi­tar. Sea playa, pisci­na, río, lago… ¡inclu­so cuan­do llueve! Me encan­ta. Aunque a la playa no sue­lo ir, y cada vez menos. Lo primero, porque como soy demasi­a­do blan­co de piel, el sol de la mon­taña me pone moreno pero el de la cos­ta me que­ma la piel, me pone rojo (en el peor de los casos cojo una inso­lación gua­pa)… y enci­ma, para más inri, luego vuel­vo a estar igual de blan­co que esta­ba. Y tam­poco sue­lo ir por los bichos que van pul­u­lan­do por ella. No me gus­tan las medusas, puede decirse que no me caen bien. Son estúp­i­das, ani­males inútiles, inservi­bles… Pero que hay que aguan­tar­los como tam­bién aguan­ta­mos a muchos gilipol­las que hay en la vida… que ahí están, y seguirán, y no podemos hac­er nada por evi­tar­lo. Res­i­gnación nos que­da, como con las medusas.

Pero bueno… la pisci­na me encan­ta, y el río tam­bién. Pero más la pisci­na. Que además están más con­cur­ri­das, o al menos nor­mal­mente, y eso de con­tem­plar la nat­u­raleza está muy bien, que no digo que no, pero no te ale­gra tan­to la vista como poder con­tem­plar algu­nas bellezas que van reunién­dose por cualquier pisci­na que exista en el mun­do. Y si te bañas, haces algo de ejer­ci­cio (no demasi­a­do que cansa), no pasas calor como si estu­vieras fuera… y te ale­gras la vista con­tem­p­lan­do los movimien­tos de algu­na que otra jamel­ga… Pues eso, que no todo en el ver­a­no es tan malo, ¿no?

Para quienes os vayáis de vaca­ciones, ¡pasad­lo bien! Y sobre todo, ¡volved a casa!; para el resto que, como yo, nos quedare­mos vien­do las jamel­gas que vayan a la pisci­na del pueblo o bar­rio donde viva­mos… Eso que ya dije, que tam­poco está tan mal, ¿no? 🙂