Reseña: Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig
21-XI-2016
Veinticuatro horas en la vida de una mujer, de Stefan Zweig
Páginas: 104 ISBN: 9788495359391
Comprar: papel ebook Editorial: Acantilado ficha del libro
Sinopsis
«—¿Usted no encuentra, pues, odioso, despreciable, que una mujer abandone a su marido y a sus hijas para seguir a un hombre cualquiera, del que nada sabe, ni siquiera si es digno de su amor? ¿Puede usted realmente excusar una conducta tan atolondrada y liviana en una mujer que, además, no es ya una jovencita y que siquiera por amor a sus hijas hubiese debido preocuparse de su propia dignidad?».
Autor
Stefan Zweig (Viena, Austria, 1881 — Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor, biógrafo y activista social austríaco de la primera mitad del siglo XX. Sus obras estuvieron entre las primeras que protestaron contra la intervención de Alemania en la segunda guerra mundial y fue muy popular entre 1920 y 1930. Escribió novelas, relatos y biografías. De estas últimas, son particularmente conocidas las de María Estuardo (1934) y la de Fouché (1929), una obra mitad biografía y mitad novela histórica muy interesante sobre un personaje que nadie ha podido definir mejor ni antes ni después. También escribió El mundo de ayer (1942): la autobiografía de un excepcional testigo de los cambios que convulsionaron la Europa del siglo XX entre las dos guerras mundiales. Otra de sus biografías, la dedicada a María Antonieta (1932), fue adaptada al cine en Hollywood. Algunas de sus novelas y relatos más importantes son Veinticuatro horas en la vida de una mujer (1927), La impaciencia del corazón (1939) y Novela de ajedrez (1941).
Opinión
Conocí este libro por primera vez durante la emisión de Convénzete, una emisión especial del programa Convénzeme, del canal español Be Mad (Mediaset), conmemorando el Día de las librerías, que se televisó durante la tarde del viernes día 11 de noviembre de 2016, entre las 16 y las 20h. Durante ese tiempo, uno de los libros que se leyeron por turnos, entre un montón de personas, fue éste; y me gustó bastante lo que leí, me pareció entretenido, pero la experiencia sé que hubiese sido mucho mejor si a la vez que escuchaba el libro hubiera tenido también una copia para poder leerlo. Hasta ese momento me habían leído fragmentos de libros, sobre todo de poemas, y me encanta que me lean, pero no estoy familiarizado con los «audiolibros» y creo que, aunque de un modo diferente a lo habitual, la emisión de ese programa bien podría considerarse como un audiolibro.
Así que, como ya había leído un libro de este mismo autor y me gustó mucho, volví a adentrarme en este libro, esta vez sí, leyéndolo por mi cuenta, para poder ser consciente de que de verdad me había enterado bien de todos los detalles y de que había asimilado el contenido del libro; si es que sigo escuchando libros supongo que llegará un momento en que será como leerlos en papel o en un libro electrónico, pero por ahora todavía no me dio esa sensación.
Antes que nada, como dije que ya había leído un libro del autor, primero las comparaciones: Novela de ajedrez (1941) me gustó bastante más que éste; por nada más aparte de la temática del libro: ajedrez. Durante gran parte de la narración la historia discurre entre partidas de ajedrez, y con lo que me gusta a mí me fascinó el libro. Aquella forma y estilo del autor que me encontré en aquél siguen presentes en éste, sólo que la historia discurre por otros derroteros.
Vamos pues, ahora sí, con mi opinión sobre el libro.
Aunque ahora este libro es considerado como una novela corta, en su gestación se entendió como un relato largo, incluído dentro de una antología llamada Confusión de sentimientos (1926). Con esa sinopsis tan poco descriptiva muy poca idea nos deja sobre el contenido que nos depara el interior del libro, salvo que podemos intuir que puede haber una infidelidad en la historia. Conforme vamos avanzando las páginas del libro podremos comprobar como esas palabras fueron pronunciadas por Mrs. C. (me encanta esto del autor: de muchos personajes no proporciona nombre sino su inicial), que aunque en principio no parecía ser un personaje muy importante para el transcurso de la historia como sí lo parecía Madame Henriette, al final de esta última nada más se sabe y la protagonista absoluta de la novela es la anciana inglesa Mrs. C., aunque más concretamente sus recuerdos de lo que ocurrió durante veinticuatro horas en su vida hace ya muchos años.
Juzgando al autor únicamente por dos de sus dos libros, he de decir que la forma de narrar de este autor atrapa desde las primeras líneas; vas deslizándote por ellas con el único objetivo de saber más, de obtener más información sea como sea, porque una vez que has conocido el estilo de este autor y te resulta familiar, las palabras, y con ellas las páginas, van avanzando delante de tus ojos sin que siquiera te des cuenta.
La historia da comienzo en un hotel de la Riviera, cerca de Mónaco, donde Madame Henriette: la respetable mujer de un comerciante y madre de dos niñas, se fuga con un atractivo francés que también se alojaba en el hotel, al que sólo conocía desde el día anterior. Este acontecimiento no tarda en ser vox pópuli entre los demás huéspedes del hotel, que lo consideran, casi por unanimidad, inadmisible en una mujer de su estatus, además de casada y con hijos. Y digo casi por unanimidad porque hay un huésped que no lo considera tal, y que justamente es el narrador de la historia.
[…] Encuentro más digno que una mujer ceda a su instinto, libre y apasionadamente, que no que, como ocurre por lo general, engañe al marido en sus propios brazos y a ojos cerrados.
Durante una comida en los salones del hotel se desencadena una discusión entre quien defiende a la esposa fugada y quienes tachan ese comportamiento, hasta tal punto que casi acaba violentamente si no fuera porque intercede y calma la situación la anciana Mrs. C, que hasta ese momento pasaba desapercibida, la mayor parte del tiempo rodeada de libros, y sin socializar demasiado con el resto de huéspedes del hotel. Y es en este momento donde pronuncia, entre otras, las palabras que aparecen en la sinopsis del libro.
A partir de ese cruce de palabras, Mrs. C. confía en el personaje del narrador del libro y le cuenta algo que le sucedió hace muchos años, y que ya que no volverán a verse nunca más, son dos desconocidos y cree que ella no será juzgada dada la abertura de mente que demuestra esa persona, procede a la narración de esas veinticuatro horas en la vida de una mujer, en la vida de Mrs. C..
La narración de esa historia, sin duda, es el plato fuerte; hasta ese momento, casi podría decirse, no ha sido sino el preámbulo, la causa por la que encontrar justificación para contar esta otra historia; y que nada más empieza es difícil encontrar un momento en que poder dejar de leer y ponerte a hacer otras cosas. Dada la brevedad del libro y que sólo hay una acción principal, no tiene capítulos. Y aunque no encuentras momento para dejar de leer la curiosidad innata del ser humano, que una vez comenzada una historia siempre quiere averiguar qué ocurre al final, y la forma de narrar del señor Zweig, consiguen a dúo que lo que podría ser un punto negativo ni siquiera llegue a tenerse en cuenta.
En esta narración nos meteremos de lleno en la piel de un joven adicto a los juegos de casino; y de cómo en vano Mrs. C. trata de ayudarle para que no arruine su vida por el juego mientras sin darse cuenta ni querer admitirlo va enamorándose poco a poco; mientras que él… únicamente sigue enamorado de la bolita, del tapete verde de la mesa del casino, de las fichas y del croupier que pronuncie el número que le haga ganador de esa partida.
Es un libro breve y ameno, que nos obliga a empatizar tanto con el jugador adicto como con la mujer a la que en principio éste le dio algo muy similar a la lástima y trató de ayudarle, pero que dada su forma de ser cuando se mantiene alejado de un casino o de las apuestas terminó por hacer que se enamorara. El final es muy bueno, cuando ella se siente perdidamente enamorada de él, espera que para él ella sea también algo más, algo más que una persona que le ha prestado su ayuda, pero llegado el duro momento en que se da cuenta de que no es así viene el punto álgido de la historia con una inesperada (por ella al menos, yo la verdad es que lo veía venir) traición, que provocará a marchas forzadas la huída de Montecarlo de Mrs. C. para regresar a su casa y alejarse de todo aquello que tan mal se lo hizo pasar.
Pros y contras
Mi pro va, como ya he repetido una y otra vez a lo largo de la reseña, para la forma de escribir del autor: de esas que te atrapan, o al menos a mí me ha sucedido, rápidamente. Citando al propio Zweig:
Sólo un libro que se mantiene siempre, página tras página sobre su nivel y que arrastra al lector hasta la última línea sin dejarle tomar aliento, me proporciona un perfecto deleite.—Stefan Zweig
Y puedo decir que, para mí, en este libro ha conseguido eso que dice.
Y mi contra no me ha costado ni un segundo saber para qué iba a ir: detesto leer historias en las que hay gente que se cree con derecho a opinar y juzgar lo que hacen otras personas, sobre todo si la actitud de esas personas no les supone perjuicio alguno en sus vidas. Esto está aquí, quizá como crítica social, porque es un reflejo de lo que realmente ocurre… y no sólo en aquella época sino que en ésta también, y si cabe todavía con mayor intensidad y maldad. Al principio de la historia, ya lo dije, la fuga de Madame Henriette es objeto de opinión (y crítica) por parte de la mayoría, cuando quizá los únicos que deberían opinar al respecto fuese su familia, y si es en privado mucho mejor; pero no solamente es eso sino que durante la narración dr Mrs. C. también se aprecia claramente como la gente del casino entre cuchicheos y demás está juzgando sin tener ni remota idea de qué ocurre en realidad. Hay un momento, incluso, que una prima de Mrs. C. aparece de la nada entre el tumulto de gente y se describe cómo se lleva la mano a la boca horrorizada por… vaya usted a saber por qué, si llegó cuando ya estaba todo el pescado vendido. Me pueden la mojigatería y el cotilleo, y tanto en este libro como en la sociedad en general de estas dos cosas hay a montones.
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No he leído nada de este autor, pero después de leerte, voy a tener que darle una oportunidad.
Besos
Pues el libro que más fama tiene y sé que más suele gustar de él es La impaciencia del corazón, aunque yo todavía no lo he leído. Entre los dos que he leído te recomiendo mejor éste, a no ser que te guste el ajedrez, o al menos sepas jugar, porque si no aunque puede leerse igualmente, creo que no se puede disfrutar igual que si sabes qué está pasando en las partidas que están jugándose. Así es experiencia plena. Besos. 😀
Yo tengo pendiente a Zweig, y además no hará ni un año que vi reseñada esta misma obra (no recuerdo el blog). Que sus obras sean breves me llaman aún más.
¡Saludos!
Sí, la mayoría son muy breves… salvo su autobiografía, que podría servir como arma arrojadiza. xD Su forma de escribir me gusta mucho, tiene un estilo cuidado y, como dije, si el tema te interesa lo más mínimo, tiene un don para atrapar y que sólo pienses en seguir leyendo. Me ha pasado lo mismo con los dos libros que he leído de él, así que supongo que será lo habitual en este autor. ¡Un saludín!
… tengo un problema con esto, de este autor sólo he leído cartas de una desconocida y lo odié desde la primera página hasta la última y me ha quitado las ganas de volver a leer nada más de este señor. Y con lo que has dicho de esta novela (que se dedican a opinar sobre la vida de la mujer que se va y de manera mojigata y moralista) pues no creo que sea libro para mí (o quizá no lo sea el autor?)
Si convenzo a una amiga quizá le diga para leerlo juntas y si es así ya te diré lo que me pareció.
Un saludo!
¡Hola! Pues ese que comentas no lo he leído todavía, pero me han hablado siempre muy bien de él. Yo empecé con Zweig porque me encanta el ajedrez, y no podía dejar pasar una novela que se basa casi en su totalidad en partidas de ajedrez y en toda una historia alrededor del ajedrez. Y como no podía ser de otra forma: me encantó. Éste pues cayó, como dije, casi por casualidad. El tema de opinar sobre los demás, que no me gusta nada, afortunadamente dura pocas páginas; al principio sobre todo, antes de que empiece la historia en sí. Creo que al autor tampoco le gustaba eso tan típico tanto de su época como de ésta, y por eso el grueso de la historia trata sobre una mujer que dada su posición social le están todavía peor vistas según qué cosas, pero pese a ello hace lo que le da la gana sin pensar en qué dirán (que decir, dicen, pero «le da igual»). Si os animáis a leerlo espero que te guste más que el anterior de Zweig que leíste. ¡Un saludín!
“Momentos estelares de la humanidad “y varias biografías es muy “señor” y te atrapa