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Precio de los libros: en papel y electrónicos

10-VIII-2015

Quiero apor­tar mi pun­to de vista sobre esta cuestión que, sin duda, tiene un sin­fín de mat­ices y de pun­tos de vista difer­entes. No ten­go una impli­cación direc­ta en la cade­na de fab­ri­cación de un libro… por lo que, creo, puedo ten­er una visión más impar­cial sobre este asun­to.

Primero daré por hecho que el pre­cio de los libros en papel es un pre­cio jus­to; en algunos casos esto sería mucho supon­er, y casi mejor sería decir que el pre­cio es el que es y pun­to, pero haré una con­ce­sión en esto para que se vea que voy de bue­na fe.

Par­tien­do de la base de que un libro en papel tiene un pre­cio jus­to, sea el que sea, debe­mos ver qué es lo que hace que ese libro cueste lo que cues­ta; quién va repar­tién­dose cada uno de los cén­ti­mos que van sumán­dose has­ta hac­er el mon­tante total que debes abonar a la tien­da donde lo com­pres para lle­varte el libro a casa.

Biblioteca pública de Estocolmo

Bib­liote­ca públi­ca de Esto­col­mo

Cabe dejar claro que este análi­sis no afec­ta a los libros auto edi­ta­dos: en esos casos los pre­cios sue­len ser bas­tante infe­ri­ores ya que suele ser una úni­ca per­sona —el autor— quien tra­ba­ja en esa obra —sal­vo que nece­site un ilustrador—, y tam­bién nor­mal­mente estas per­sonas sue­len ser más con­scientes de la difer­en­cia abis­mal de pre­cio que supone un libro en for­ma­to físi­co por enci­ma de uno en for­ma­to elec­tróni­co.

Reparto de gastos en la fabricación de un libro

  • Autor: la per­sona que tiene la idea, quien la escribe, quien le da for­ma y, en defin­i­ti­va: quien se estru­ja el coco para que nosotros podamos pasar un buen rato evadién­donos de la real­i­dad del día a día. Podría pen­sarse que esta per­sona es la que más dinero se lle­va con la ven­ta de cada ejem­plar, pero no es cor­rec­to: el autor mate­r­i­al de la obra se lle­va entre un 6% y un 8% del total de la ven­ta del ejem­plar en cuestión.
    • Agente: algunos escritores cuen­tan con un agente que es el encar­ga­do de con­seguir mejores condi­ciones para el autor del libro; éste suele con­seguir que la parte que se lle­va el autor ascien­da un poco: alrede­dor del 10%, pero obvi­a­mente esta per­sona tam­bién se lle­va una parte de ese por­centa­je: alrede­dor del 3%, por lo que al final lo que con­sigue de más para el autor se lo lle­va él; eso sí: a cam­bio de otros ben­efi­cios al mar­gen de lo económi­co que puedan pactarse con las edi­to­ri­ales.
  • Edi­to­r­i­al
    • Edi­tor: la per­sona que, den­tro de la edi­to­r­i­al, se encar­ga de coor­di­nar y super­vis­ar al resto de tra­ba­jadores; incluyen­do tam­bién, en cier­to modo, inclu­so el tra­ba­jo del autor del libro. Es tam­bién quien se encar­ga en la edi­to­r­i­al de decidir si un libro se pub­li­ca, suponién­dole —o no— una cal­i­dad o un niv­el de mar­ket­ing sufi­ciente como para sacar un ben­efi­cio que com­pense a la edi­to­r­i­al; y en fun­ción de esta pre­visión se aprue­ba o rec­haza el proyec­to.
    • Cor­rec­tor: esto lo diré con un poco de humor: es la per­sona que se encar­ga de que algunos autores no dejen el dic­cionario como si acabara de enfrentarse a Liam Nee­son en una de las pelícu­las de Ven­gan­za.
    • Ilustrador: se encar­ga prin­ci­pal­mente de bus­car la ilus­tración ade­cua­da para las por­tadas de los libros; quienes se decantan —o no— por un libro según sea su por­ta­da deben echarle la cul­pa a esta per­sona en algunos casos por pon­er una por­ta­da increíble­mente bue­na a un libro cuyo con­tenido no le hace jus­ti­cia. En los casos de los libros ilustra­dos esta per­sona tiene, obvi­a­mente, mucho más tra­ba­jo.
    • Mar­ket­ing: depen­di­en­do de quién sea el autor el gas­to que supone esta parte incre­men­tará más o menos; hay cam­pañas de mar­ket­ing muy mod­estas —emple­an­do, sobre todo, el uso de las redes sociales—; otras, en las que tam­bién se crea una pági­na web cen­tra­da en procu­rar infor­ma­ción y con­tenidos extra para los lec­tores; y luego, algo menos fre­cuente, cam­pañas que inten­tan con­seguir best sell­ers para autores con­sagra­dos —o el famosete de turno que ni siquiera ha escrito una línea de tex­to— donde ya puedan entrar apari­ciones pub­lic­i­tarias en pren­sa, radio, tele­visión, carte­les pub­lic­i­tar­ios en las calles, etc.
    • Pro­duc­ción: para la pro­duc­ción de un libro se nece­si­ta una imprenta, que plasme en papel lo que a estas alturas en su ori­gen ya suele ser en for­ma­to elec­tróni­co, y obvi­a­mente pro­por­cionarle tin­ta —que todos los que hemos usa­do aunque sea una sola vez en la vida una impre­so­ra sabe­mos que en real­i­dad es san­gre de uni­cornio— y papel donde poder estam­par el con­tenido.
    • Logís­ti­ca: cuan­do los libros salen de la imprenta nece­si­tan ser trans­porta­dos a un lugar donde alma­ce­nar­los para su pos­te­ri­or dis­tribu­ción, nece­si­tan ese lugar donde poder ser alma­ce­na­dos, y de nue­vo un trans­porte que los lleve des­de el lugar de alma­ce­na­je a los difer­entes pun­tos de ven­ta.
    • Com­er­ciales: el per­son­al encar­ga­do de ir movién­dose por todos los posi­bles pun­tos de ven­ta para anun­ciar la fecha pub­li­cación del libro en cuestión y, en la medi­da de lo posi­ble, procu­rarse una pues­ta de carte­les y un pun­to de ven­ta lla­ma­ti­vo den­tro del local que con­si­ga la máx­i­ma difusión y ven­ta posi­ble del libro.
  • Pun­to de ven­ta
    • Emplea­d­os: gente con super­poderes y pacien­cia infini­ta encar­ga­da de aseso­rarte con tus —innu­mer­ables— dudas, de ayu­darte a encon­trar ese libro que tan­to bus­cas y, por lo gen­er­al, tam­bién de cobrarte y envolverte para rega­lo —si se requiere— lo que hayas com­pra­do.
    • Alquil­er del local e impuestos: aquí no hay demasi­a­do que explicar ya que es algo habit­u­al en todos nosotros.
  • IVA: superre­duci­do —4% actual­mente— en el caso de los libros en papel y gen­er­al —21% actual­mente— en el caso de los elec­tróni­cos. Esto de que los elec­tróni­cos no se con­sid­eren igual­mente libros y no gocen de los mis­mos priv­i­le­gios fis­cales que los impre­sos da para artícu­lo aparte.

Lo que un libro electrónico no necesita

Como ya comen­té antes, en el aparta­do de pro­duc­ción: actual­mente los libros sue­len nac­er ya en for­ma­to elec­tróni­co; los autores los escriben en sus orde­nadores uti­lizan­do difer­entes apli­ca­ciones, según se sien­tan más cómo­d­os y las pref­er­en­cias per­son­ales de cada cual.

Las cam­pañas de mar­ket­ing sue­len ser enfo­cadas al libro físi­co, aunque en algu­nas se haga tam­bién men­ción a que existe una pub­li­cación alter­na­ti­va en for­ma­to elec­tróni­co —porque para algu­nas edi­to­ri­ales actual­mente lo dig­i­tal tiene menor impor­tan­cia y rel­e­van­cia que lo impre­so—. En algu­nas cam­pañas ni siquiera se men­ciona esta posi­bil­i­dad, por lo que tienes que bus­car en tu tien­da habit­u­al si es que no se anun­cia porque ni siquiera existe la opción o porque pasan olímpi­ca­mente de ella aunque exista; en estos casos con­ven­dremos en que muy efi­caz la cam­paña de mar­ket­ing no es que esté sien­do, al menos en cuan­to a los libros elec­tróni­cos se refiere.

Resul­ta obvio, pero pese a ello: en los libros dig­i­tales no existe pro­duc­ción algu­na. No se requieren imprentas, los árboles pueden estar tran­qui­los porque no serán tal­a­dos para este fin y los uni­cornios, si los hubiese, no ten­drán que some­terse a extrac­ción de san­gre algu­na para la impre­sión de los tex­tos e imá­genes en papel.

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Tam­poco nece­si­tan trans­porte ni alma­ce­na­je: ya que son intan­gi­bles no nece­si­tan ser trans­porta­dos a ningún lugar, ni ser alma­ce­na­dos para su pos­te­ri­or repar­to a pun­tos de ven­ta.

El tra­ba­jo de los com­er­ciales tam­poco es nece­sario, ya que en estos casos sue­len ser las propias tien­das de ven­ta de libros elec­tróni­cos quienes, en fun­ción del número de descar­gas o vis­i­tas, pro­mo­cio­nan en may­or o menor medi­da dán­dole un hue­co en su pági­na ini­cial a aque­l­los que puedan pro­por­cionarle may­ores ben­efi­cios económi­cos.

En cuan­to al pun­to de ven­ta online, sí es cier­to que tiene cier­tos gas­tos, pero son enorme­mente reduci­dos en com­para­ción a los gas­tos que supone un pun­to de ven­ta físi­co. No es nece­sario siquiera que exista un local físi­co, puesto que todas las transac­ciones serán online. Sien­do fieles a la ver­dad aquí sí se nece­si­ta espa­cio de alma­ce­na­je en algún dis­co duro para que quien com­pre ese libro pue­da descargárse­lo, pero todos sabe­mos que es una can­ti­dad de espa­cio irriso­ria y cualquier plan económi­co de alo­jamien­to web podría alma­ce­nar unos cuan­tos cien­tos de libros elec­tróni­cos sin prob­le­ma. Y este alo­jamien­to, jun­to con el nom­bre de dominio que sue­len abonarse en con­jun­to medi­ante un úni­co pago anu­al, rep­re­sen­tan un gas­to irriso­rio si se com­para con el de un pun­to de ven­ta físi­co.

Reflexiones finales

Quienes poseemos un lec­tor de libros elec­tróni­cos no lo hace­mos úni­ca­mente para poder com­prar libros a menor pre­cio: tam­bién es por la como­di­dad de poder lle­var un buen mon­tón de libros enci­ma en un úni­co «libro»; porque el número de pági­nas que ten­ga un tomo no impli­ca que vayamos a estar soste­nien­do may­or peso durante más tiem­po; o porque podemos aco­modar el tamaño de la fuente mostra­da arreg­lo a como lo veamos mejor o como se nos canse menos la vista, inde­pen­di­en­te­mente del gus­to per­son­al de cada edi­tor.

Pese a que el pre­cio de los libros elec­tróni­cos cada vez tiende a ir más a la baja y cada vez hay más libros inclu­so por menos de un euro, la real­i­dad es que en más casos de los deseables el pre­cio no se ajus­ta en la total­i­dad al mar­gen de ben­efi­cios que posee respec­to a un libro físi­co, tenien­do en cuen­ta todos los gas­tos ante­ri­or­mente men­ciona­dos que se evi­tan por no ser nece­sar­ios.

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Voy con algunos ejem­p­los de top ven­tas o últi­mas novedades del momen­to en Ama­zon. Grey, de E.L. James: papel 17€, Kin­dle 9,50€. La chi­ca del tren, de Paula Hawkins: tapa blan­da 10,30€, Kin­dle 12,34€. Ciu­dades de papel, de John Green: tapa blan­da 14,21€, Kin­dle 8,54. Har­ry Pot­ter y la piedra filoso­fal: tapa blan­da 6,65€, Kin­dle 7,99€. Cazadores de som­bras 1: ciu­dad de hue­so: tapa blan­da 12,30€, Kin­dle 7,59€. Bus­can­do a Alas­ka, de John Green: papel 14,21€, Kin­dle 8,54€. El mis­te­rio de Salem’s Lot, de Stephen King: tapa blan­da 8,33€, Kin­dle 9,46€. Trilogía de la Fun­dación, de Isaac Asi­mov: tapa dura 14,21€, Kin­dle 10,44€. El juego de Ender, de Orson Scott Card: papel 7,60€, Kin­dle 7,59€. El Sil­mar­il­lion, de J. R. R. Tolkien: papel 10,40€, Kin­dle 6,64€. El nom­bre del vien­to, de Patrick Roth­fuss: papel 9,46€, Kin­dle 9,02€. La clave está en Rebe­ca, de Ken Fol­lett: tapa blan­da 8,51€, Kin­dle 5,69€. La traición de Roma, de San­ti­a­go Posteguil­lo: tapa blan­da 5,65€, Kin­dle 5,22€. Trilogía Martín Ojo de Pla­ta, de Matilde Asen­si: tapa blan­da 12,30€, Kin­dle 9,99€.

Ejem­p­los, creo, para todos los gus­tos. Y como ésos pueden encon­trarse a patadas allá donde busques. En el mejor de los casos podemos ver como la difer­en­cia entre el pre­cio del ejem­plar en papel y elec­tróni­co es tan ínfi­ma que se le supone al soporte dig­i­tal un mar­gen de ben­efi­cios tremen­do; en el peor de los casos, sien­do difí­cil difer­en­ciar la línea que sep­a­ra el pre­cio jus­to y la des­fachatez, vemos los libros cuya ver­sión dig­i­tal no sólo no es mucho más económi­ca que su homón­i­ma en papel sino que es inclu­so más cara. Sobre lo cual no ten­go pal­abras para definir el despropósi­to que me parece.

Hay quienes defien­den la teoría de que un pre­cio ópti­mo para un libro dig­i­tal son X euros por cada Y pági­nas. Yo pre­fiero ten­er en cuen­ta, como hemos vis­to, qué hace que un libro físi­co cueste lo que cues­ta y restar­le al dig­i­tal todo lo que no es nece­sario para pub­licar en este soporte. Estaréis de acuer­do en que el mar­gen de ben­efi­cios que obtienen de las ven­tas dig­i­tales es despro­por­ciona­do; y que, aunque quienes se ded­i­can a esto pre­fier­an estar cie­gos a la real­i­dad: son estos pre­cios, el sen­tirse estafa­dos en cada com­pra, lo que prop­i­cia que exis­tan pági­nas web de descar­gas donde encon­trar —aunque de for­ma ile­gal— estos libros que bus­camos sin que se nos quede cara de imbé­cil durante el pro­ce­so de com­pra. Y tam­poco es que el pre­cio jus­to para estos libros sea 0€, pero es que entre unos y otros al final aca­ban pare­cien­do más una pos­esión de lujo que una nece­saria fuente de cul­tura al alcance de cualquier per­sona como en real­i­dad debería ser.

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4 comentarios

  1. DiegoValiente 10-VIII-2015

    Total­mente de acuer­do con tu opinión Javi y muy bien refle­jan­do el panora­ma acual.

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    • Me ale­gra que te haya gus­ta­do, Diego. A ver si por casu­al­i­dad lle­ga a quien tiene que lle­gar y saca los col­ores a alguien. Gra­cias por comen­tar.

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  2. Julio Falcon 16-II-2019

    es una ver­guen­za el pre­cio de algunos libros dig­i­tales, en Chile, en el cole­gio de mi hija nos oblig­an este año a usar libros dig­i­tales que son mas caros que los de papel, mas enci­ma hay que com­prar un Tablet, ver por ejem­p­lo estos sin­ver­guen­zas al pare­cer oper­an en todo el mun­do https://shopchile.blinklearning.com/es/14379-plan_escolar11-14379 y en https://www.blinklearning.com/home

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  3. Carmen Alba Martinez 23-XI-2020

    En la frase “En el mejor de los casos podemos ver COMO la difer­en­cia”. A mi juicio ese cómo debe lle­var acen­to. Salu­dos.

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