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Noche de Halloween, ¡huid, insensatos!

31-X-2014

Halloween

Hal­loween. El inva­sor amer­i­cano. Esa boni­ta pal­abra que todos recono­ce­mos mien­tras está escri­ta pero que en este ben­di­to país, en su may­oría rea­cio a hac­er propias tradi­ciones aje­nas, ¿por qué no recono­cer­lo? seguimos armán­donos lío para pro­nun­cia­r­la; ¡ni que decir escribir­la cor­rec­ta­mente!

Todos cono­ce­mos a alguien que, cuan­do se acer­ca este día, gri­ta a los cua­tro vien­tos lo en con­tra que están de esta fies­ta. Quien diga que no conoce a nadie así es porque es uno de ellos. Una fies­ta aje­na, expor­ta­da del país inva­sor, el ene­mi­go. Fies­ta aje­na como por ejem­p­lo tam­bién lo es el car­naval —fies­ta pagana con ori­gen en Ori­ente Medio—, pero ésta parece estar acep­ta­da social­mente puesto que no veo ningún colec­ti­vo alertán­donos de lo per­ju­di­cial que es para nues­tras vidas.

Nos que­jamos de que Hal­loween es una fies­ta que viene a invadir nues­tras cos­tum­bres; no nos damos cuen­ta de que cel­e­brar Hal­loween y con­ser­var las tradi­ciones del día de Todos los san­tos son com­pat­i­bles, aunque no a todos nos agraden éstas.

Por ejem­p­lo, hace unos días retu­ite­a­ba lo que veis sobre estas líneas. Y creo que no puede ser más acer­ta­do. No creo que haya niño en el mun­do, por poco católi­co que sea, que cam­bie una emo­cio­nante estancia en el cemente­rio, vien­do a sus famil­iares llo­rar mien­tras deposi­tan flo­res jun­to a tro­zos de piedra con inscrip­ciones, por una triste noche dis­fraza­do rodea­do de ami­gos que tienen el despropósi­to de estar con­tentos mien­tras a los veci­nos no se les ocurre cosa más desca­bel­la­da que regalar­les carame­los y golosi­nas.

Yo no me veo yen­do al cemente­rio por vol­un­tad propia. Ni dejaré tras mi paso por la tier­ra con la obligación moral a nadie para que vaya a lle­varme flo­res. Eso sí: respeto a todo el que quiera hac­er­lo. Base­mos nue­stros actos en el respeto y per­mi­ta­mos optar por diver­tirse a quien guste y llo­rar a quien ten­ga ganas de hac­er­lo.

Aunque eso sí: estoy total­mente en con­tra de la hipocre­sía; hay mon­tones de casos de famil­ias que no se hablan los unos con los otros pero en cuan­to uno se va de visi­ta guia­da al otro bar­rio era una exce­lente per­sona y hay que ir cada año el 1 de noviem­bre a lle­var­le flo­res para con­seguir que sea la láp­i­da más engalana­da del cemente­rio y que todos sep­an cuán­to le queríamos… Todo el bien que queráis para mí procurád­me­lo en vida; una vez me haya muer­to dejadme tran­qui­lo.

Y dis­fru­tad tam­bién de Hal­loween los que podáis, que un poco de emo­ción y de ale­gría en la vida no va a hac­er­le daño a nadie; aunque al día sigu­iente no os podáis despren­der del pañue­lo, que como ya dije, es per­fec­ta­mente com­pat­i­ble.

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