Mala suerte
13-IX-2016
La suerte es un concepto subjetivo; por tanto, la buena, o mala suerte, también lo es. Además, está sujeta a comparaciones: lo que para uno es mala suerte, habrá para otro que no lo sea. Y viceversa, claro. Pero últimamente mi vida está topándose demasiado con momentos de mala suerte; o para las mentes escépticas, digamos: momentos cuya relación entre lo mejor que podría haber pasado y lo peor es regular tirando a mala. Y cuando son demasiados desborda.
Algunos de los que me leéis habitualmente sabéis más cosas sobre mi vida, otros menos, pero lo que todos sabéis es que el año pasado, por fin, retomé los estudios. Y la intención tras ello era (y es) seguir estudiando. Bien, pues a punto de empezar las clases de este nuevo curso, la semana pasada suena el teléfono… llamada inesperada: se suspenden las clases.
Iba a seguir estudiando en el mismo centro en el que estuve el curso pasado. Todo era genial: muy cerca de casa, poco gasto de combustible, precio del centro bastante razonable, buenos profesores, buena combinación en transporte público, etc. Pues ya no será. Me pongo a investigar alternativas, porque a esas alturas quizá había llegado ya tarde a algunos sitios para matricularme, y barajo principalmente tres centros:
- El primero al que llamo: lo que sé del profesorado es positivo, aunque esto sigue siendo igual de subjetivo que la buena o la mala suerte; imparten todas las asignaturas de todas las ramas disponibles… pero también sé que está lejos, bastante; que no hay combinación para ir en transporte público (voy a clase en moto, los días malos de invierno viene muy bien poder coger un autobús…); que es más caro de lo esperado…
- Segundo sitio al que llamo: no sé nada de los profesores, no imparten todas las asignaturas específicas de mi rama, la combinación en transporte público es regular tirando a mala aunque sí la hay, y es más barato que el anterior pero está algo más lejos que el anterior así que una cosa por otra…
- Tercera llamada: más cerca que ninguno de los anteriores, combinación para llegar en autobús de maravilla, en la página web pone que imparten asignaturas específicas (pero no cuáles), es más barato que el primero. Pega: en el pueblo donde está están de vacaciones por fiestas patronales y hasta el día 13 (hoy) no pueden darme información exacta porque allí no hay ningún profesor.
¿Qué pasa pues? Que en los dos primeros sitios ya está abierto el plazo de matriculación, que son bastante conocidos en la zona, y que para cuando estuviese abierto el plazo en el sitio que mejor me pillaba quizá ya no quedasen plazas en los demás.
¿Qué hacer? ¿Voy a lo seguro y me matriculo en uno de los dos sitios, sabiendo que las condiciones no son las mejores, pero al menos asegurándome una plaza… o me espero a ver si tengo posibilidad de matricularme en el sitio que mejor me viene? Por cierto: la opción de matricularme en uno de los seguros y después si puedo matricularme en el otro lo hago perdiendo el dinero que pagué en el anterior es inviable. Si me resigno y me matriculo ya en uno de los sitios que me vienen peor sé que cuando llegase un día de mal tiempo me acordaría de que si me hubiese esperado quizá podría ir a clase en autobús y pasaría el año puteado…
¡Que le den a todo, me espero! Decidido. El riesgo puede ser que en el mejor sitio no pueda matricularme por lo que sea y que en los demás ya no queden plazas… que aunque no sean la mejor opción, son mejor que quedarme sin hacer nada. Pero qué narices, ¡en esta vida hemos venido a jugar!
Bien pues, hoy me levanté pronto y me fui a hacer cola a la puerta del centro que mejor me venía. Como si fuera una Apple Store y yo me hubiera ido a acampar para ser de los primeros en comprar el nuevo iPhone… pero diferente. Bien, pues llegué casi dos horas antes de que fuera la hora en que se abría el plazo para matricularse… ¡y ya había un chico esperando! Ídolo.
El caso es que, tras esperar todo ese rato, y cuando por fin abrieron las puertas, me cuentan que de las tres ramas posibles sólo imparten asignaturas de dos de ellas y justo mi rama es la única que no imparten. Y no me sorprendió, lo peor es eso, porque lo raro para mí hubiera sido que de las tres posibles sólo impartieran una y justo hubiera sido la mía; eso sí sería bien extraño, pero siendo como es, es lo habitual en mi vida.
En fin, qué le voy a hacer. De ahí me voy al primer sitio que llamé: es el siguiente por proximidad; aunque está lejos, menos que el segundo… Y en fin, hay que quedarse con que podría estar más lejos, supongo. Fui a ver si todavía quedaban plazas, si todavía podía matricularme, y sí; como ya dije: imparten todas las asignaturas de mi rama, incluso de las específicas imparten las tres optativas de las que he de elegir sólo dos, así que por esa parte bien, pero…
Como decía antes: algunos de los que me leéis sabéis más de mi vida, otros menos, pero últimamente esos bachecillos van uno tras otro, consiguiendo en muchas ocasiones que me desmoralice. Cada vez voy asumiendo mejor, y resignándome, a que si puede salirme algo mal me saldrá mal. Deberían cambiar las leyes de Murphy por las leyes de Javi: las cumplo todas.
La parte buena es que puedo seguir estudiando; la parte mala es que es caro, que está lejos, que es una pasta en gasolina, que no hay transporte público y que cuando salga un día jodido de invierno va a ser… divertido.
Ya hacía demasiado tiempo que no me pasaba por aquí a contar penas, así que ahí tenéis una ración.
Queredme un poquito aunque sea.
¿Has encontrado algún error en el texto anterior? Me ayudarías mucho si lo reportaras.
¡Hola, Javi! La verdad que si has tenido mala suerte, pero que se le va ha hacer. Tienes que pensar que no dependía de ti y que hay cosas que no puedes controlar. La verdad es que (hablando mal y claro) jode mucho. Pero no se le puede hacer nada sino ir lo más contento posible y con el mejor ánimo; algo bueno se sacará.
Este curso intenté cambiarme de instituto y me quedé la primera en lista de espera, al final no puedo entrar. Al principio estaba fatal, pero después comprendí que no era mi culpa y que aunque me amargase no podía hacer nada. Lo mismo pasa contigo.
Piensa en lo positivo ya que, en este caso, lo negativo no se puede arreglar, e intenta disfrutar lo máximo posible aprendiendo. Ya veras que todo sirve para algo, aunque no lo creamos en un principio.
Espero que te valla de maravilla en ese nuevo centro, ¡Un saludín!
¡Hola, Isa! La verdad es que, como dices, al menos lo intenté… no ha podido ser, pero al menos intenté estar mejor. Cuando vengan días malos de invierno ahora los llevaré con resignación, pero si ni siquiera lo hubiera intentado estaría puteado pensando que quizá si me hubiera esperado… aunque ahora, a toro pasado, ya sé que no hubiera podido matricularme ahí tampoco, pero en ese caso no lo sabría y hubiera estado peor.
Ni lo tuyo ni lo mío dependía directamente de nosotros… y la experiencia me ha enseñado, últimamente sobre todo, que lo que depende directamente de mí puedo conseguirlo, pero si hay otras personas (o instituciones/ lo que sea, peor aún) implicadas… casi seguro que sale mal. 😛
Lo mismo te deseo, Isa. Aunque no hayas podido cambiar de centro, que te vaya lo mejor posible este año.
¡Un saludín!
¡Hola!
Jolín, menudas peripecias T___T
Te fui leyendo un poco por Twitter pero jolín, que mala suerte 🙁
Supongo que habrás empezado ya, ¿no? ¿Qué tal te va? Espero que bien xD
Sí, empecé hace poquito. De momento va bien, el centro mola y he vuelto a tener suerte con los profes, pero todavía no ha empezado el invierno crudo… cuando empiece a llover todos los días, y si vienen semanas con rachas de viento como las del invierno pasado, seguramente me acabará doliendo la mandíbula de acordarme de todos los santos y de todos los dioses que existan en el mundo. 😛