Reseña: Las dos torres, de J. R. R. Tolkien
15-IV-2013

Las dos torres, de J. R. R. Tolkien
Simplemente me encantó. Difícilmente se puede añadir más, pero lo intentaré de todos modos.
En este volumen, dado que la Compañía se separó en el primer volumen de la trilogía, Tolkien opta por separar la trama en cada uno de los dos libros que contiene; por un lado tenemos la historia de quienes restan con vida de la Compañía, conociendo también Isengard y Rohan, y por otro lado la larga travesía que emprenden Frodo y Sam camino a Mordor.
El primer libro lo leí rapidísimo; me fue muy ameno e interesante, porque además recoge escenas que para quienes hemos visto las películas algunas difieren bastante con éstas. Nos permite conocen un poco más a la mayoría de miembros de la compañía y, sobre todo, nos da el placer de disfrutar de la primera gran batalla. Aunque suene tópico, me reitero en que para quien sólo haya visto las películas apuesto a que sorprenderá.
En cambio el segundo libro se me hizo bastante pesado y lento de leer; algo que estimo que Tolkien hizo apropósito para que pudiésemos adentrarnos en lo complicado y fatigoso que debe ser, si fuese real, un camino como el que emprenden Frodo y Sam. En este libro Tolkien hace muchas más descripciones de escenarios y personajes de lo que ya de por sí en él es habitual. Cosa que no suele gustarme, pero que en un maestro como él, aunque a veces peque en demasía para este libro, se sobrelleva bastante mejor de lo que cabría esperar. En éste también podremos conocer a un curioso y bipolar personaje, al que seguro que cualquiera que lea estas líneas ya sabrá a quien me refiero. Y a Faramir, hermano de Boromir de la Compañía, y ambos hijos de Gondor.
La forma de narrar cada una de las tramas puede confundir un poco; mientras que en el primer volumen es una trama continua y cronológica, en éste no es igual. El primer libro narra una trama de principio a fin en su espacio de tiempo; el segundo, en lugar de continuar, retoma el espacio de tiempo desde el principio pero según lo que pasó en otra parte de la Tierra Media. Es decir, que hay un retroceso en el tiempo y después continúa la historia; pasando por momentos ya vividos anteriormente en el primer libro, pero vistos desde otro punto de vista, en la distancia, y por otros personajes diferentes.
Hay momentos flojos, totalmente prescindibles, pero que corresponden a mi teoría de que existen porque Tolkien nos quiso hacer partícipes del cansancio que tenían los hobbits en esa parte de la historia. Tanto que, algunas veces, llegué a sentirme como con El Silmarillion y tener ganas de olvidarme por unas horas de la historia. Pero no hay nada mejor que continuar, ya que después de tanto camino y tanto cansancio todo mejora.
Sigo reafirmándome en que leer la obra de Tolkien cronológicamente ha sido una idea estupenda. Y al haber pasado tanto tiempo desde que me la leí estoy recordando cosas que leí pero de las que ya no me acordaba. Gran parte de culpa de esto es mía, pero sin duda algo tiene que ver que lo más reciente que tenga sean las películas y, aunque siguen pareciéndome muy bien traídas, en muchas cosas difieren enormemente de lo que sucede en los libros. Y no me refiero al típico corte de escenas porque se haría una película interminable si lo pusieran todo —que de éstas también hay— sino a que hay escenas que sí aparecen en las películas que no tienen absolutamente nada que ver con la realidad.
Esta reseña me quedó bastante completita, así que no creo que haya mucho más que aportar.
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