Reseña: Las brujas, de Roald Dahl
25-X-2016

Las brujas, de Roald Dahl
Páginas: 208 ISBN: 9788420448640
Comprar: papel no disponible en ebook Editorial: Alfaguara ficha del libro
Sinopsis
Las brujas de todo el mundo, bajo la apariencia de señoras corrientes, están celebrando su convención anual en el hotel Magnífico. Han decidido aniquilar a todos los niños convirtiéndoles en ratones con una apestosa poción, el Ratonizador de Acción Retardada. Pero en ese mismo hotel también están el protagonista de esta historia y su abuela que conseguirán vencerlas gracias al ratonizador mágico.
Autor

Roald Dahl (Llandaff, Cardiff, Gales, Reino Unido, 1916 — Oxford, Inglaterra, Reino Unido, 1990) transcurrió muchas de sus vacaciones en Noruega, país de origen de sus padres. Empezó a escribir cuentos en 1942, después de pasar sus años de juventud trabajando en África y siendo piloto en la Segunda Guerra Mundial. Su peculiar mundo, lleno de imaginación, fantasía y grandes dosis de humor y crueldad, le convirtió pronto en un autor de culto. La consagración definitiva le llegó en 1964, con la publicación de su novela más recordada, Charlie y la fábrica de chocolate. Su libro de relatos El gran cambiazo (1974) recibió el Gran Premio del Humor Negro. Dahl participó también en la escritura de varios guiones de cine, y escribió otros clásicos de la literatura infantil como Las brujas (1983) o Matilda (1988).
Opinión
Parte de la narración de esta historia transcurre en el norte de Europa, en Noruega más concretamente, país donde vive la abuela del niño que hace de narrador protagonista. Norte de Europa: tierra de mitos, leyendas y magia por excelencia. Y de brujas, pero como cuenta el niño: brujas de las de verdad, no de las que llevan un sombrero puntiagudo, una nariz muy larga con una verruga en la punta y que se pueden identificar fácilmente; brujas que se hacen pasar por señoras normales, de clase social alta y de buena reputación. Brujas que odian a los niños y quieren exterminarlos del mundo entero. Así que la abuela, entre otras cosas que dejan al chiquillo un por trastornado, le da una serie de instrucciones para poder diferenciar una bruja de verdad de una señora como cualquier otra. Y a partir de ahí empieza lo divertido de la historia.
Al final del penúltimo capítulo hay una bonita frase para recordar, que es la que he elegido para compartir con vosotros como cita de este libro. Atención, spoiler: Una vez que el niño se ha convertido ya en un ratón para siempre, su abuela le pregunta si cree que podrá soportar ser un ratón el resto de su vida… Y la respuesta es la que aparece al final de esta reseña. Creo que, de captar las intenciones y el contenido de esta frase, por lo que representa en la historia, la mente de un niño puede interiorizarla y hacérsela propia cuando, más adelante en su vida, pueda verse en una situación similar: de cambiar de aspecto por algún motivo, o simplemente verse (o que le hagan verse a sí mismo) diferente al resto de amigos o compañeros de clase.
La edición tiene unas ilustraciones, a cargo de Quentin Blake, como en la mayoría de sus libros, que me han gustado mucho; la historia, no vamos a engañarnos, es una historia dirigida a un público infantil… y las ilustraciones las veo en consonancia con la historia, los dibujos son muy infantiles, asimétricos, con partes de esos dibujos desproporcionadas, etc. A veces da la sensación de que quizá esos dibujos podría haberlos hecho un niño. Y te das cuenta claramente de que la historia fantástica que Dahl nos contaba, y sobre todo al público objetivo que se la contaba, es la clase de dibujos que pide.
Una historia super entretenida, que se lee sola: se devora; escrita con un lenguaje claro y sencillo, muy ameno. Un libro genial para iniciar a los niños en la lectura de género fantástico, para que experimenten con las brujas y con lo que aquí se cuenta que pueden hacer. Que empaticen con el niño que narra la historia, y que se den cuenta que tanto en el mundo de los sueños como en el de los libros no hay nada que no se pueda conseguir.
Pros y contras
Mi pro va derechito para la originalidad que el señor Dahl tuvo; cada página está impregnada de ella. en la mayoría de ocasiones de una situación común pasa rápidamente a una inverosímil y a renglón seguido deja inmerso al lector dentro de ese mundo que tenía dentro de su cabeza donde cualquier cosa fantástica podía ser real sólo con proponérselo.
Mi contra es al mismo tiempo un pro, y va para el final abierto que deja el libro. Atención, spoiler: aunque con la promesa de ir por todo el mundo dando caza a todas las brujas, ni el niño ni la abuela consiguen acabar con ellas. Por otro lado, y éste es el pro que también le saco: la lección que puede extraerse de aquí es que el mal, como concepto quizá un tanto filosófico, sigue ahí fuera y nadie ha acabado con él; en otro concepto más fácil de asimilar para un niño pequeño: deja las puertas abiertas a más libros de fantasía sobre brujas, porque ya que ni el niño ni la abuela han podido terminar con ellas… habrá que buscar en otros libros a ver si alguien puede librar al mundo de las brujas malas, ¿no?
Cita
Da igual quién seas o qué aspecto tengas mientras que alguien te quiera.
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Lo bueno de Dahl, o al menos lo que a mí me gusta de él, es que no escatima cierta crudeza pese a que sea para niños. Me parece que hay demasiado cuidado para no traumatizar, y Dahl llega a poner cosas que sé que muchos pedagogos ven con malos ojos. Pero quizás precisamente por eso ha sido un autor tan leído por los niños.
Saludos.
Es cierto, la gente cree que por ser niño eres estúpido y tienen que contarte las cosas con especial sensibilidad para no herir tus sentimientos, que eres un niño y quizá no comprendas nada… A mí de pequeño ya me encantaban las historias de terror, porque irme con pamplinas nunca me ha gustado; lo mismo estoy tan tocado de la cabeza por eso, quién sabe, jaja. Pero es cierto que de haber leído este libro siendo niño me hubiera encantado, y lo hubiera encontrado muy diferente a los libros que todo el mundo cataloga como aptos para que los lea un niño. ¡Un saludín!