La pasión de Veron­i­ca Roth por car­garse a sus per­son­ajes es cono­ci­da. En la primera parte de la saga se cepil­la a unos cuan­tos y en ésta se cepil­la a casi todos los que sobre­vivieron a la primera; mas unos cuan­tos que crea en Insur­gente creo que con el úni­co fin de matar­los una vez los haya pre­sen­ta­do y los hayamos cono­ci­do. ¡Espero que esta mujer no ten­ga licen­cia de armas!

Como esper­a­ba tras el final de Diver­gente, Insur­gente tiene bas­tante más emo­ción que la primera parte; si ésa te gus­to, este libro será todavía mejor, ya verás. Hay emo­ción durante toda la tra­ma; además cono­ce­mos un poco mejor todas las fac­ciones, y de algún modo apren­demos a coger car­iño a sus habi­tantes. Menos a un par. De prin­ci­pio a fin apare­cen esce­nas de acción que te man­ten­drán dis­traí­do y que impedirán que pas­es de pági­na sin haber leí­do algo nue­vo.

Los giros argu­men­tales tam­bién van var­ian­do; hay momen­tos en que no sabes quién es bueno, quién es malo, quién es traidor y quién no, o por qué hacen algu­nas de las cosas que van hacien­do. Los per­son­ajes han madu­ra­do bas­tante y lejos quedan los momen­tos prepúberes de la Ini­ciación; aho­ra todos ellos se ven más adul­tos, toman­do deci­siones que involu­cran a ter­ceros, y en defin­i­ti­va depen­di­en­do de muchos de ellos el tran­scur­so de la his­to­ria.

A ver qué depara el ter­cer vol­u­men. Y Veron­i­ca, por­fa, deja de car­garte a la gente. Gra­cias.