g Feedly

El paquete de galletas

25-I-2008

Parece que me dio por los cuen­tos, ahí va otro.

Una noche esta­ba una mujer en un aerop­uer­to esperan­do varias horas antes de que partiera su próx­i­mo vue­lo. Mien­tras esper­a­ba com­pró un libro y un paque­te de gal­letas para pasar el tiem­po. Buscó un asien­to y se sen­tó a esper­ar. Esta­ba muy absorta leyen­do su libro, cuan­do de repente notó que el joven que se había sen­ta­do a su lado estira­ba la mano, con mucha fres­cu­ra agarra­ba despre­ocu­pada­mente del paque­te de gal­letas que esta­ba entre ellos y comen­z­a­ba a comérse­las, una a una. No que­rien­do hac­er una esce­na ella trató de igno­rar­lo. Un poco moles­ta la seño­ra comía las gal­letas y mira­ba el reloj, mien­tras que el joven ladrón de gal­letas, sin vergüen­za, casi tam­bién se las esta­ba aca­ban­do.

La seño­ra se empezó a irri­tar más y pen­só para sí mis­ma: si no fuese yo tan bue­na y edu­ca­da, ya le hubiera deja­do un moretón en el ojo a este atre­v­i­do. Cada vez que ella comía una gal­leta, él tam­bién comía otra. El diál­o­go de sus miradas con­tin­uó y cuan­do sólo qued­a­ba una, se pre­gun­tó que haría él. Con suavi­dad y con una son­risa nerviosa, el joven alargó la mano, tomó la últi­ma gal­leta, la par­tió en dos y le ofre­ció una mitad a la seño­ra mien­tras él comía la otra mitad. Ella tomó la media gal­leta brus­ca­mente de su mano y pen­só: ¡qué hom­bre más inso­lente! ¡qué mal edu­ca­do! ¡ni siquiera me dio las gra­cias! Nun­ca antes había cono­ci­do a alguien tan fres­co…

Sus­piró con ansias cuan­do su vue­lo fue anun­ci­a­do. Tomó sus male­tas y se dirigió a la puer­ta de embar­que rehusán­dose a mirar en direc­ción donde esta­ba sen­ta­do aquel ladrón ingra­to. Después de haber abor­da­do el avión y estar sen­ta­da con­fort­able­mente, buscó otra vez su libro que ya casi había ter­mi­na­do de leer. Al bus­car su libro den­tro de su bol­sa se quedó total­mente sor­pren­di­da cuan­do encon­tró su paque­te de gal­letas casi intac­to. Si mis gal­letas están aquí —ella pen­só muy ape­sad­um­bra­da— las otras eran suyas, y él trató de com­par­tir­las con­mi­go… Demasi­a­do tarde para pedirle dis­cul­pas al joven. Se dio cuen­ta con mucho pesar, que ella había sido la inso­lente, la mal edu­ca­da, la ladrona y no él.

¿Cuán­tas veces en nues­tras vidas, hemos sabido con certeza que algo era de cier­ta for­ma, solo para luego des­cubrir que lo que creíamos que era la ver­dad no lo era? ¿Cuán­tas veces la descon­fi­an­za insti­ga­da en nosotros hace que juzgue­mos injus­ta­mente a otras per­sonas con ideas pre­con­ce­bidas, muchas veces ale­jadas de la real­i­dad? Por eso, pense­mos muy bien antes de juz­gar a otros. Demos siem­pre el ben­efi­cio de la duda antes de pen­sar mal de los demás.

Espero que os guste tan­to como a mí, porque todas y cada una de sus líneas son bien, bien cier­tas. 😉

Este rela­to lo escribió orig­i­nal­mente , puedes leer más relatos, tan­to de mi propiedad como de otros autores, en mi sec­ción de relatos.

¿Has encontrado algún error en el texto anterior? Me ayudarías mucho si lo reportaras.

6 comentarios

  1. Pues si es bueno, si. Me ha gus­ta­do mucho el cam­bio que da al final porque sin­ce­ra­mente no me lo esper­a­ba.

    Todos hemos cometi­do algu­na vez una tonterí­a de este tipo. Es lo que tiene juz­gar, que no es tan fácil como parece.

    responder
  2. Me ha gus­ta­do mucho la his­to­ria. Es algo que se cier­ta­mente se repite todos los días de una u otra for­ma en nues­tra sociedad.

    responder
  3. Me ale­gro mucho que os guste a los dos. la ver­dad es que sí­ es real, sí, siem­pre pasan las mis­mas cosas.

    responder
  4. La his­to­ria de mi vida.. así­ me va. Yo soy mucho como esta mujer y ya me he comi­do más de un mar­rón por ello.. pero claro, lo malo de estas cosas es que te das cuen­ta cuan­do ya has meti­do la pata has­ta el fon­do. En fin.

    responder
  5. Este cuen­to nos enseña que no todo es tan neg­a­ti­vo en la sociedad, que aún quedan per­sonas bue­nas ahí fuera.
    Es una pena que seamos así de descon­fi­a­dos pero tam­poco ten­emos muchas alter­na­ti­vas, si eres mín­i­ma­mente con­fi­a­do te cla­van el puñal por la espal­da…
    Así que en nues­tras manos está darnos cuen­ta de cada situación (que no es nada fácil).

    Me gus­tan mucho estos cuen­ti­tos Wizi 🙂

    responder
  6. Muy bue­na his­to­ria , creo que casi todos nos sen­ti­mos rela­ciona­dos con ella , si no de un lado del otro. Lo triste es que no sep­a­mos ver lo bueno de la gente en su momen­to.

    responder

Anímate, ¡deja un comentario!