Diario de un perro
15-VII-2007
Me ha llegado hoy, por correo electrónico, un texto que me ha puesto los pelos de punta. Por otro lado, viene de una persona de la cual jamás esperaría que enviara una carta en cadena que tan de moda están en la gente de MSN. Quiere decir ésto, que si nunca envió ni enviará nada, tiene que haberle impactado ciertamente (como a mí) para haberla reenviado. Sin más dilación, os copio el correo recibido.
Diario de un perro:
Semana 1: Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo!
Mes 01: Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.
Mes 02: Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva “familia humana” me cuidara tan bien como ella lo había hecho.
Mes 04: He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mí son como “hermanitos”. Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.
Mes 05: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice “pipí” adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara… ¡y ya no me aguantaba!
Mes 06: Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando esconden la comida. Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que hago.
Mes 12: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben de sentir de mí.
Mes 13: Qué mal me sentí hoy. “Mi hermanito” me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.
Mes 15: Ya nada es igual… vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.
Mes 16: Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía reguilete. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro “día de campo”. No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. “¡Oigan, esperen!” Se… se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían olvidado.
Mes 17: He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero solo dicen “pobre perrito”, se ha de haber perdido.
Mes 18: El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis “hermanitos”. Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras “a ver quien tenia mejo puntería”. Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.
Mes 19: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.
Mes 20: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado “cuneta”, pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a ladera del camino.
Mes 21: Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: “No te acerques” Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. “Pobre perrito, mira como te han dejado”, decía… junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: “Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir.” A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.
Qué queréis que os diga, la parte del final he tenido que leerla en dos veces… no he podido seguir leyéndola por lástima hacia el pobre, aunque ficticio, animal. Digo ficticio, porque sé que no está basado en ninguna historia real, pero lamentablemente, hechos como éste suceden muy a menudo. Y mucho más cuando llegan las épocas estivales. Es lamentable, pero cierto.
Yo tengo ahora mismo tres perros (he llegado a tener seis). Soy un amante de los animales (sea la especie que sea). El último perro que entró a casa está recogido de la calle, es un perro de una camada donada de la benemérita de un pueblo alicantino a una fábrica que, se supone, necesitaban animales. Digo se supone, porque los pobres estaban muertos de hambre y sin apenas cuidados. Si no nos lo hubiéramos llevado a casa, posiblemente, mi perro hubiera fallecido. Llegó al veterinario de mi pueblo en un estado lamentable; estaba raquítico, se le marcaban todos los huesos, con falta de alimentación… en fin… Ahora me gustaría que lo vieseis, está hecho un grandullón, con una energía bestial. Ni el veterinario lo reconoce comparándolo como estaba cuando nos lo trajimos…
A ver si de una vez se van concienciando la gente de que los animales no son juguetes, y que tener uno debe ser una responsabilidad enorme por la que debemos de luchar hasta el fin de sus días. Él por nosotros hará lo mismo, o más. Sin lugar a dudas.
¿Has encontrado algún error en el texto anterior? Me ayudarías mucho si lo reportaras.
Lo leí hace tiempo, y si, lamentablemente aunque no este basado en un hecho concreto y real, es tan real como la vida misma.
Me encantan los animales, mi casa parece un zoológico 😛 gatos, perros, gallinas (varias razas), conejos, faisanes, palomas, tortugas, peces, caballos, un burro… siempre ha habido animales en mi casa, me encantan, y hay que limpiarlos, cuidarlos, etc, no son de adorno.
Coñe, ¿vives en la selva? :O ¡Vaya tela! A mí me encantaría tener un caballo. He montado varias veces y es una pasada. Lo que pasa es que vivo en casa grande, pero no tanto. Con tres perros ya está bien, que sino tampoco tienen libertad para trotar. 😛 Cualquier amante de los animales estaría encantado de vivir con toda esa jauría. 😀
jeje, no pero casi (que sea un pueblo y en cantabria, ayuda 😀 ), ahora mismo no estoy en mi casa, los caballos son mas bien de mis padres/hermana, y de hace no mucho, pero siempre ha habido animales, y hay que limpiarlos, cuidarlos etc, quien no tenga claro eso que no tenga un animal en casa, y luego hay que tener en cuenta que alguien tiene que cuidar de los animales cuando te vas de vacaciones, etc
Me llama poderosamente la atención que cuando salió en formato “feto” (Osea lo mismo pero en boca de un bebé) se le llamó demagogia sensiblera y ahora con animales el mismo texto se emplee como ejemplo de bonhomía y descubran que realmente es una tragedia.
En cualquier caso felicidades por haberlo posteado 😉
(sí, yo es que no soy mucho de animalicos la verdad… :D)
Por cierto, si yo entraba a felicitarte por el logo del Sushi jajaja Está genial ¡Gracias!
Hola! Pues es que esta historia ya la habia leido muchos años atras pero esque esta triste! esta chida hasta que hoy la busque y la encontre siempre se me olvidaba!
Pues así están las cosas hoy eía, aunque a ninguno nos guste y muchos miren para otro lado, esta es la realidad…
La novia de mi padre recogió hace ya algunos años a un perrillo que estaba al borde de la muerte en un barranco, la verdad es que era duro hasta mirar al pobre animal, el veterinario nos dijo que no era seguro que sobreviviese, pero ahora está en su casa perfectamente.
Una anécdota bastante graciosa es que, cuando el perrito se iba recuperando, la madre de la novia de mi padre le dijo al propio perro que cuando se curase se tendría que ir de la casa porque ella no quería perros, y cuando el perro se terminó de curar jugaba con todos nosotros en la azotea, saltando y corriendo, pero desde que llegaba la madre de la novia de mi padre a la azotea se ponía a cojear como si aún no estuviese bien, hasta que la señora volvió a hablar con el perro y le dijo que se quedaba en la casa porque le había cogido cariño. A partir de ahí, el perro no volvió a cojear… Hay que ver que listos que son :).
¡Ala! :O Vaya tela, impresiona leer cosas así. Vamos, que el perro sabía que nada más la dueña viera que estaba bien iba a irse de casa… Puf, son la leche. Contra más conozco a los animales más me gustaría ser uno de ellos, aunque ya de por sí sea yo más animal que ellos. 😛 jejeje