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Reseña: Cuentos de Navidad, de Charles Dickens

6-I-2017

Cuentos de Navidad, de Charles Dickens

Cuentos de Navidad, de

Páginas: 477ISBN: 9788491052043

Comprar: papel ebook Editorial: Penguin Clásicos ficha del libro

Sinopsis

La iden­ti­fi­cación de Dick­ens (1812–1870) con la Navi­dad es tal que en algu­na ocasión se ha lle­ga­do a decir que Dick­ens inven­tó la Navi­dad tal y como la imag­i­namos hoy, e inclu­so que Dick­ens es la Navi­dad.

El pre­sente vol­u­men reúne diez de las mejores his­to­rias navideñas que nos dejó. La may­oría son relatos pura­mente dick­en­sianos, para leer o escuchar al amor de la chime­nea: cemente­rios lúgubres, cole­gios pobres, la vida del Lon­dres vic­to­ri­ano y algu­nas sor­pren­dentes aven­turas en mares ates­ta­dos de piratas. Todos con el toque exac­to de humor iróni­co, fan­tasía, feli­ci­dad domés­ti­ca y el des­ti­no que tra­ta a cada uno según merece.

Autor

Charles Dickens

Charles John Huf­fam Dick­ens (Portsmouth, Inglater­ra, Reino Unido, 1812 — High­am, Kent, Inglater­ra, Reino Unido, 1870) fue un desta­ca­do escritor y nov­el­ista inglés, uno de los más cono­ci­dos de la lit­er­atu­ra uni­ver­sal, y el más sobre­saliente de la era vic­to­ri­ana. Fue mae­stro del género nar­ra­ti­vo, al que imprim­ió cier­tas dosis de humor e ironía, prac­ti­can­do a la vez una agu­da críti­ca social. En su obra desta­can las descrip­ciones de per­sonas y lugares, tan­to reales como imag­i­nar­ios. En oca­siones, uti­lizó el seudón­i­mo Boz. A los doce años, el encar­ce­lamien­to de su padre por deu­das lo obligó a pon­erse a tra­ba­jar en una fábri­ca de betún. Su edu­cación fue irreg­u­lar: aprendió por su cuen­ta taquigrafía, tra­ba­jó como ayu­dante en el bufete de un abo­ga­do y final­mente fue cor­re­spon­sal par­la­men­tario del Morn­ing Chron­i­cle. Sus artícu­los, luego recogi­dos en Esce­nas de la vida de Lon­dres por «Boz» (1836–1837), tuvieron gran éxi­to y, con la apari­ción de Los pape­les pós­tu­mos del Club Pick­wick (1836–1837), Dick­ens se con­vir­tió en un autén­ti­co fenó­meno edi­to­r­i­al. Nov­e­las como Oliv­er Twist (1837–1839), Nicholas Nick­le­by (1838–1839) o Barn­a­by Rudge (1841) alcan­zaron enorme pop­u­lar­i­dad, así como algu­nas cróni­cas de via­jes, como Estam­pas de Italia (1846). Con Dombey e hijo (1846–1848) ini­ció su época de madurez, de la que son buenos ejem­p­los David Cop­per­field (1849–1850), su primera nov­ela en primera per­sona y su favorita, en la que desar­rol­ló algunos episo­dios auto­bi­ográ­fi­cos; La casa lúgubre (1852–1853); La pequeña Dor­rit (1855–1857), His­to­ria de dos ciu­dades (1859), Grandes esper­an­zas (1860–1861) y Nue­stro ami­go común (1864–1865).

Opinión

La edi­ción que leí y reseño es una antología que incluye el archicono­ci­do rela­to Can­ción de Navi­dad, pero tam­bién otros cua­tro que tam­bién guardan relación la época navideña: Las cam­panas, El gril­lo del hog­ar, La batal­la de la vida y El hechiza­do.

Antes de seguir la reseña he de decir a qué se debe una pun­tuación tan baja: es el primer libro aban­don­a­do de 2017, no he sido capaz de ter­mi­narlo; es cier­to que no estoy con muchas ganas de nada estos días, y que esta época no causa en mí la may­or feli­ci­dad del mun­do, pero que el libro que esté leyen­do todavía lo fas­ti­die todo más… no. Entre unas cosas y otras no he tenido mucho tiem­po para leer estas navi­dades (mi inten­ción era empezar­lo y ter­mi­narlo en este perío­do), pero cuan­do lo tenía se me ocur­rían mil cosas más apeteci­bles que pon­erme a leer este libro… tales como ver vídeos de cuchil­los a mil gra­dos o de pren­sas hidráuli­cas en YouTube, todo un boom este final de año 2016.

Leí Can­ción de Navi­dad y me encan­tó, es un rela­to mar­avil­loso, muy tier­no y que, por momen­tos, con­sigue que los que somos un pelín mis­án­tro­pos nos olvidemos de todo ello durante la lec­tura y dis­frute­mos de un cam­bio tan drás­ti­co y mer­i­to­rio en un ser tan asqueroso como Ebenez­er Scrooge. Sabía que éste era un buen rela­to, aunque mis expec­ta­ti­vas respec­to a él no eran exce­si­va­mente altas, porque tam­poco sabía del todo cómo iba a ser, y me dejó un mar­avil­loso sabor de boca. Como no soy muy fan de estas fechas, no he leí­do relatos de temáti­ca navideña, pero sin duda creo que no habrán muchos que puedan super­ar a este, ni en nar­ración, ni en lo ameno que es, ni en lo tier­no, ni en cómo dis­fruté leyén­do­lo.

Pero no todo iba a ser tan bueno, si no no ten­dría una pun­tuación tan baja y no lo hubiera deja­do a medias. Podría decir, para decir­lo de for­ma suave, que el resto de los relatos que acom­pañan a Can­ción de Navi­dad no tienen nada que ver con éste; o al menos Las cam­panas y El gril­lo del hog­ar (este últi­mo ni lo ter­miné), quizá alguno de los otros dos sean una pasa­da, pero lo voy a dudar de ante­mano y no me atreví a pro­bar suerte con ellos.

En cuan­to al libro en gen­er­al, como es el primer libro que leo de Dick­ens no pudo saber si es algo habit­u­al en él o no, pero en estas his­to­rias me ha gus­ta­do mucho que la voz del nar­rador, entre la propia nar­ración, tam­bién hace pequeños parén­te­sis (que a veces están entre parén­te­sis y a veces no) dan­do su opinión sobre lo que esté descri­bi­en­do o con­tan­do; da sen­sación como de estar entre ami­gos, como si alguien a quien cono­ces estu­viese con­tán­dote una his­to­ria y entre medias tam­bién añadiese su propia opinión sobre los hechos. Rompe la monot­o­nía de la nar­ración cuan­do no hay demasi­a­dos diál­o­gos inter­rumpién­dola.

Quizá no haya sido la mejor elec­ción para empezar a leer a Dick­ens, aunque si me hubiera decanta­do por leer algu­na edi­ción de las que úni­ca­mente con­tienen Can­ción de Navi­dad, sin el resto de relatos, aho­ra estaría con el hype por las nubes. Prome­to dar­le otra opor­tu­nidad con alguno de sus otros múlti­ples libros que escribió, ya que la idea de jun­tar todos estos relatos en una antología parte uni­lat­eral­mente de una edi­to­r­i­al y no fue Dick­ens quien con­cibió Can­ción de Navi­dad para ir acom­paña­do de otros tan­tos relatos más en una antología.

No obstante, para con­cluir, me cen­traré en los dos relatos que he leí­do ínte­gros, primero Las cam­panas y después Can­ción de Navi­dad (por aque­l­lo de ter­mi­nar la reseña dejan­do un buen sabor de boca), y haré una breve reseña sobre ellos.

Las campanas

Aunque la his­to­ria no tiene nada que ver, las cam­panas son una parte fun­da­men­tal de este rela­to, como bien indi­ca su títu­lo; y tam­bién lo son de uno de los relatos que más me han impacta­do de cuan­tos he leí­do: El monte de las áni­mas (Béc­quer, 1861), así que por esa parte ya tenía bas­tante ter­reno gana­do para que me gus­tase esta his­to­ria… pero quedó en el inten­to. Me ha lle­va­do más tiem­po del deseable acabar este rela­to; y sí, tam­bién por fal­ta de tiem­po para leer, pero no sólo eso, porque el tiem­po que tenía para leer prefer­ía inver­tir­lo hacien­do cualquier otra cosa a leer este rela­to. Can­ción de Navi­dad es un rela­to exce­lente, y en com­para­ción con ése, enfrentarme a este segun­do… pues no ha sido lo mis­mo, ni lo más pla­cen­tero que se me ocurre. Atrás dejo algunos de los per­son­ajes de este rela­to, como Toby Veck, Meg, Richard, Will Fern y Lil­ian Fern, que con toda seguri­dad más pron­to que tarde se perderán en el más pro­fun­do olvi­do.

Canción de Navidad

Creo que, aunque no se haya leí­do este libro ni vis­to ningu­na de las adapta­ciones cin­e­matográ­fi­cas, ni ref­er­en­cias a esta his­to­ria en otro tipo de pelícu­las ni series de tele­visión o pro­gra­mas (y ya es mucho decir), se cono­cerá de sobra eso de los tres fan­tas­mas: el Fan­tas­ma de la Navi­dad del Pasa­do, el Fan­tas­ma de la Navi­dad del Pre­sente y el Fan­tas­ma de la Navi­dad Venidera (o al menos así es como les nom­bran en la edi­ción que yo leí). Y cono­cer esto, y más o menos el papel que rep­re­sen­tan está muy bien, pero no tiene ni pun­to de com­para­ción a lo que se siente leyen­do a Dick­ens y el amor con el que recrea cada esce­na. En la his­to­ria cono­ce­mos a Ebenez­er Scrooge (y parte de su famil­ia, más su emplea­do y la famil­ia de éste, entre otros per­son­ajes menos rel­e­vantes) y a Jacob Mar­ley que empieza la his­to­ria estando muer­to y bien muer­to, más seco que la moja­ma, tieso, a pun­to de ser pas­to de gusanos… ¡y eso tiene que quedar bien claro! (si habéis leí­do el rela­to sabréis por qué digo esto; y no es porque esté loco). Pues resul­ta que al señor Scrooge no le gus­ta nada, ni nadie, y menos una época en la que la gente suele estar feliz, como la Navi­dad; a él sólo le impor­ta su dinero. Y estos fan­tas­mas le mues­tran una real­i­dad que él no ve, o más bien creo que no quiere ver. De cómo no sólo es que él esté mal sino que por su cul­pa, por su tacañería, por sus malas for­mas, tam­bién hay gente que lo pasa mal aunque le pon­gan bue­na cara al asun­to (como su emplea­do, por ejem­p­lo). Estos fan­tas­mas le mues­tran cómo fue, cómo es y cómo será la vida; y las cosas que le mues­tran no le gus­tan en abso­lu­to… de hecho, le gus­tan tan poco, que cuan­do ter­mi­na esa expe­ri­en­cia, y después de tan­tos recuer­dos y ver tan mal­os momen­tos, de la opinión que tiene la gente de él, etc, da un cam­bio drás­ti­co y se pre­ocu­pa más de ser feliz y de hac­er feliz al resto que de cualquier otra cosa. Mucha gente debería de leer este rela­to; además de por lo bien escrito que está y lo entretenido que es, porque costan­do tan poco hac­er feliz a una per­sona, inclu­so a un descono­ci­do con el que te cruces por la calle (y ya no hablo de dinero ni de ningún bien: algo mucho más sen­cil­lo como una son­risa), ¿por qué no nos pre­ocu­pamos más de la feli­ci­dad de las per­sonas que nos rodean a diario y menos de per­ju­di­car­las y de dis­fru­tar del daño ajeno?

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6 comentarios

  1. Yo ten­go dos libros de Dick­ens en casa… que no recuer­do cuáles son, pero sé que ten­go dos (para que veas el des­bara­juste de libros que ten­go). Eso sí, al menos sé que no es ningu­na antología de relatos. Que por cier­to, no me sue­len gus­tar estas antologías que hacen las edi­to­ri­ales a pos­te­ri­ori.
    El caso es que ten­go a Dick­ens pen­di­ente des­de hace años, pero a saber si caerá este 2017.
    Salu­dos.

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    • Pues más vale que, como dices, no sea una antología de relatos navideños, porque si no desearías darte con el libro en la cabeza y a ser posi­ble que sea de tapa dura para que te haga más daño, jaja. 😀 ¡Un saludín!

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  2. Al menos has dis­fru­ta­do de “Can­ción de Navi­dad” y dejas la puer­ta abier­ta al autor para más ade­lante. Pre­cisa­mente hace unos días com­pré este títu­lo, pero en la edi­ción de Alian­za; eso sí, el con­tenido es el mis­mo. Por tan­to, será cuestión de tiem­po ten­er mi propia opinión. ¡Un salu­do!

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    • Pues ojalá puedas ten­er con él más pacien­cia de la que yo tuve, Jesús. Y no será que no lo inten­té. Antes me sabía fatal dejar libros a medias, pero cada vez me con­ven­zo más de que me dé igual, porque estar sufrien­do mien­tras dis­fru­to de la lec­tura, de algo que debería ser plac­er y no obligación… no. A ver qué te pare­cen el resto de relatos (porque ya doy por hecho que Can­ción de Navi­dad te va a encan­tar) 😛 y si aca­so me perdí otro rela­to bril­lante entre los dos que no leí me ani­maré a ver qué tal. ¡Un saludín! 😀

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  3. ¡Hola! Hace dos Navi­dades (creo) leí por primera vez Can­ción de Navi­dad y recuer­do que me gustó mucho. Los otros no los he leí­do así que no puedo opinar, aunque ten­go muchas ganas de leer­los (al con­trario que a ti, me encan­ta la navi­dad) aunque ya ver­e­mos qué tal.
    ¡Un salu­do!

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    • ¡Hola! ¿La edi­ción que leíste de Can­ción de Navi­dad tenía tam­bién todos estos relatos que comen­to? ¿O fue una de esas en las que úni­ca­mente va Can­ción de Navi­dad? Si lle­gas a leer los otros, espero que a ti no te hagan dormir, jaja. Can­ción de Navi­dad es un rela­to mar­avil­loso, inclu­so para alguien a quien no le gusten estas fechas, como a mí. Besos.

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