2014 no está siendo demasiado fructífero para mí
28-IV-2014
Y digo que no está siendo demasiado fructífero más por condescendencia que otra cosa, porque la realidad es que no lo está siendo nada. No quería escribir, pero supongo que necesito desahogarme.
En enero fantaseaba con mis objetivos para 2014; llegando a 2014 desde un 2013 que me colmó en satisfacciones. A estas alturas podría barruntar ya que 2014 será la cara opuesta a 2013; en todo lo que llevo de año todavía no he hecho un progreso digno de reseñar. Hace tiempo que no busco progresar cuando corro, sino simplemente sentirme bien y poder correr durante un tiempo sin maldecir el momento en que me calcé las zapatillas; hace tanto tiempo que no salgo de casa y vuelvo con una sonrisa que ni recuerdo cuándo fue la última vez.
Antes recuerdo que no existía el momento en que pasaba por mi cabeza la típica frase: «mañana salgo a…»; simplemente llegaba ese día y salía. Por costumbre, por inercia. Me calzaba las zapatillas o me subía en la bici y a tirar, sin más preocupaciones. Ahora sé que no podré, y antes siquiera de ponerme la ropa pienso en que volveré a casa peor de lo que me fui al no sentirme capaz de hacer nada y la mayoría de veces ni salgo; aunque peor es la vez que me atrevo a salir y se confirman mis pensamientos. Cada día que no hago nada es una decepción; una más que va acumulándose a una gran montaña que he ido construyendo.
Muchas veces dije la frase: «lo que el deporte te da, el deporte te lo quita»; al igual que tiene el poder de hacerte sentir bien, de creer que puedes conseguir lo que te propongas, de elevarte sobre ti mismo y llegar a pensar que estás haciéndolo incluso mejor de lo que realmente estás haciéndolo, de conformarte con cualquier progreso porque a fin de cuentas es un progreso que has tenido que trabajar y que currártelo… también tiene el poder, cuando no lo haces, de sentirte hecho una mierda, de verte mal, de creer que estás en peor forma de lo que realmente estás, de no confiar en ti mismo en definitiva. Y eso creo que es lo peor: la confianza. Cuando crees que puedes hacer algo, cuando confías en ti mismo, costará más o menos pero hay al menos una posibilidad de conseguirlo; cuando ni siquiera tú mismo confías en que vas a poder hacerlo no hay ninguna posibilidad.
Y en esas me encuentro. Sin fuerzas, sin ilusión, sin confianza…
Por más que vea vídeos como el de arriba, que son muy motivadores y en otro momento conseguirían un efecto explosivo en mí, ahora no puedo más que sentir envidia y un ápice de ilusión, hasta que la realidad vuelve a darme en las narices y veo como estoy en realidad. Y las malas noticias y el mal rollo a diario tampoco es que contribuyan mucho a que todo esto pase… que a fin de cuentas supongo que todo son rachas. Aunque ésta está pudiendo conmigo.
Odio tener lástima de mí mismo.
¿Has encontrado algún error en el texto anterior? Me ayudarías mucho si lo reportaras.
[…] año han ocurrido cosas que no me han permitido disfrutarlo tanto como el anterior, pero echar la vista atrás y […]
[…] el error de empezar prácticamente el año pensando que 2014 no está siendo demasiado fructífero para mí; y es cierto: en ese momento lo pensaba así y por eso lo escribí; más tarde lo pensaba […]